Uno de nuestros rincones favoritos para desconectar, lo tenemos bastante cerca; la isla de Mallorca. Mallorca reúne todo lo que nos gusta; los colores, el clima, la historia de sus pueblecitos, las calles de Palma y la magia de su naturaleza. Es una isla con un lado masificado, eso está claro; como cualquier lugar turístico reconocido en España. Pero también es una isla con otras muchas caras, y la que en "Mis cestos divinos" nos gusta, esa cara está llena de arte en pequeñas dosis, de estilo, de tranquilidad y de autenticidad.
Así que allí hemos estado unos días, empapándonos de todos esos valores. La vuelta ha estado llena de nuevas ideas, y también de productos, de pequeños detalles para complementar nuestros cestos, que hemos adquirido en algunas de las maravillosas tiendas que hemos encontrado allí.
Hoy, sin embargo, queremos hablaros del estupendo hotel en el que nos alojamos las noches que pasamos en la capital de la isla, Palma de Mallorca. Es el Hotel San Lorenzo; un hotel urbano, porque está en pleno centro histórico de la ciudad, pero con mucho encanto. Justo en el barrio de pescadores de Palma, cerca de la catedral, el Club Náutico, la Lonja y las calles más típicas y elegantes, es un palacete del s. XVIII totalmente restaurado. Lo bueno es que han utilizado telas, muebles, texturas, colores y materiales típicos mediterráneos y sobre todo mallorquines. Así que alojarse en cualquiera de sus nueve habitaciones y relajarse en su coqueto jardín con piscina es toda una experiencia. El trato es excelente, el hotel está cuidado hasta el más mínimo detalle, y las vistas de alguna de sus habitaciones hacia los tejados de Palma y la catedral un regalo para la vista. Estuvimos súper a gusto, así que ante la pregunta que al final uno siempre acaba haciendo... ¡sí, lo recomendamos, sin duda! :)
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