Pero cuando amanece
en la playa
larga y solitaria,
cuando el sol
comienza a acariciar
las dunas y las
olas,
cuando las
gaviotas y los peces
saludan
jubilosos el despertar de la mañana,
entonces el mar,
mi mar,
me habla de
emociones contenidas
mientras mis
pasos presurosos
interrumpen el
cristal claro de las aguas
en las orillas
de la playa.
Entonces me hago
de sueños
y dejo acunar
los sentimientos dormidos
en cada paso, en
cada huella
de aguas y de
arenas. Entonces
mi canto es un
canto de peces y gaviotas,
de barcos que
faenan a lo lejos,
de bancos de
sardinas o jureles
que buscan su
amor desesperado.
(Fragmento de un poema de Luis E. Prieto)
El original e inspirador cesto de hoy aún se aferra, por qué no, a esos momentos felices en la playa, y nos ayuda a recordarlos con la tela que lo envuelve; un algodón en blanco roto con un precioso estampado marino con unos toques vintage que, ya lo sabéis, nos encantan. El remate inferior, precisamente por eso, es un antiguo y delicado encaje de bolillos realizado a mano, con ese toque tan especial lleno de historia y color. El encaje va engarzado en un plisado de otoman azul. El remate superior está formado por un encaje también en tono blanco roto, con una llamativa lazada de seda azul extra ancha y un camafeo con un evocador motivo playero estampado en acuarela.
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